Si no enciendes con entusiasmo

serás encendido con entusiasmo

Deseo dedicar este pequeño relato a aquellos que viven su vida con entusiasmo y además, son capaces de contagiarlo a los demás. Porque han encontrado su felicidad y en su generosidad, la extienden a los demás. 

Siguen corriendo tiempo difíciles, seguimos en plena pandemia, encarando la denominada "tercera ola", nuestra clase política sigue sin estar a la altura de su población, hemos visto imágenes que nunca hubiéramos pensado, y nos ha azotado un temporal que parecía salido de una película de ciencia ficción.

Y en medio de todo esto, una vez más, ciudadanos anónimos o no tan anónimos. Personas como Javier o Carlos Sanz del Centro del Lobo Ibérico Felix Rodríguez de la Fuente en Robledo de Sanabria, Zamora, que disfrutan de su trabajo, que día a día se entusiasman con él y lo trasmiten con auténtica facilidad. 

Y como no, en medio de todo esto, también están, una vez más, los sanitarios, que con grandes dificultades han  continuado con su generosa entrega y  no han dejado de prestar sus servicios  a la población, pese a que siguen siendo maltratados, y a muchos, muchos ciudadanos anónimos que en medio de todo este caos, han puesto su granito de arena con lo que tenían, trasladando con sus 4x4 pacientes, sanitarios, y lo que fuera necesario, otros, abriendo caminos con sus palas, llevando alimentos a los que los necesitaban...Siempre, siempre, y una vez mas, la ciudadanía supera a su clase dirigente.

A todos ellos, mi sincero y profundo homenaje.


Y como siempre, hablo demasiado para decir lo mismo que otros consiguen con menos palabras, y estas, son las de Antonio Machado:

"En España lo mejor es el pueblo. Siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva",

En Boadilla del Monte, un día de finales de enero de 2021.

ZAMORA OCTUBRE DE 2020.

Son las 19,40 horas del día 13 de octubre de 2020. Martes y 13. Seguimos con esta maldita pandemia. Entre batallas políticas del Gobierno de la Comunidad de Madrid, los “Populares”, y el Central, de coalición entre Socialistas y Podemos.  Madrid, con varios municipios del sur ha sido confinado desde el viernes día 9 de octubre sobre las 16,30 horas. Nadie puede salir ni entrar a no ser por motivos justificados. Pero…sí podemos movernos para ir de compras, a tomar una cerveza con ciertas restricciones, o a trabajar. La sanidad, pilar fundamental para atacar esta pandemia, no ha sido reforzada,  y mientras que la gente sigue enfermando y muriendo y los sanitarios se manifiestan pidiendo  unas mejoras en sus condiciones laborales, salario justo, contratos no precarios, etc., y más medios personales y materiales,  los políticos se matan entre ellos. Un asco. Con todas las letras ASCO. Si no fuera porque sería una utopía, yo me exiliaría…Y esto me afecta más porque mi hijo mayor es enfermero y ha sufrido y sufre las consecuencias de todo lo que he dicho y más.

Entre peleas, riñas de patio de colegio y las tragedias que hay por detrás, yo me he cogido unos días y hemos escapado. Boadilla no está confinada. Somos “ricos” y parece que es a los pobres a quien esto los ataca más. Así que hemos pasado por el pueblín, Santa María del Arroyo en Avila,  a quitar el riego y preparar la casa para el invierno además de pasar el puente con mi hermana cuyo lugar de residencia es Valladolid, para  después continuar hacia el norte, rumbo a Zamora.

Lo que había empezado por ir a ver la “berrea” y a ser posible en primera línea, ha terminado siendo una excursión con una empresa para intentar ver al lobo ibérico salvaje. Lo intentaremos al menos, y si es posible, a ver si podemos avistar otros mamíferos. Así que he elegido la Sierra de la Culebra al norte de Zamora donde existe la mayor concentración de lobos de toda Europa y donde también la berrea se desarrolla con fuerza, aunque ya la temporada ha pasado.

(Salamanca y Zamora)

Partimos ayer 12 de octubre, a media mañana desde Avila y llegamos a comer a Salamanca. Aparcamos junto al rio (40.959202,-5.674570)   y después de descansar decidimos ir a pasear por esta vieja ciudad testigo también de alguna “travesura” juvenil.


Y en poco tiempo nos sumergimos por sus empedradas calles, nos dejamos engullir por sus edificios de piedra, por su silencio, su serenidad, hasta llegar a la Catedral y regresar para perdernos una vez más por sus calles hacia la fachada de la Universidad.

Y sin apenas darnos cuenta  nos encontramos, frente a ella, delante de la estatua de Fray Luis de Leon buscando….la “rana”. Como hace 40 años. Si, 40 años. Entonces éramos aun novios y nos escapamos un fin de semana a esta ciudad. Recuerdo que comimos en un comedor universitario, en una casa, y nos alojamos en algún sencillo hotel creo que a las afueras que eran más baratos. Entonces era un sueño para nosotros poder estar tan juntos, pasar una noche y disfrutar de nuestra compañía y de nuestro calor. A esto me refería cuando definí esta fuga como “travesura”. Hace 40 años era más que una travesura. Lo que ahora es tan normal no estaba aceptado socialmente.

Pero vuelvo a la “rana”. No recordábamos donde estaba tan solo que ese encontraba encima de una calavera así que la busqué. Suerte, solo hay  tres o cuatro, así que no fue difícil. Y tras este guiño al pasado pusimos rumbo a la plaza mayor dejando a un lado la Casa de las Conchas.

Bañada en el sol otoñal, ahí estaba la entrañable y llena de historia Plaza Mayor de Salamanca. Dimos una vuelta y regresamos paseando plácidamente por esta ciudad de piedra, de paredes tatuadas, de rincones con historia, de literatura, de arte, de ciencia….de Historia.



Y pusimos rumbo a Zamora donde teníamos previsto dormir. En una hora llegamos al área que esta ciudad tiene cerca del centro ( 41.503410,-5.756397) un lugar junto a un parque muy tranquila y agradable, y nos fuimos a pasear por la ciudad.

En diez minutos, o menos, recorrimos la escasa distancia que separaba el área de autocaravanas del centro, de la Catedral.

Y allí frente a ella,  disfrutamos de su característica silueta, de la de sus peculiares cúpulas pero decidimos no entrar aunque la hora ya casi lo hacía imposible. Aquí estuvimos…no recuerdo casi, parece que fue en otra vida, posiblemente también 40 años atrás asistiendo a una boda pero creo que solo visitamos la catedral.

Y de nuevo nos dejamos seducir por la magia de la piedras y paseamos por lo que parecía ser su calle principal aunque  nos desviamos de ella para  asomarnos al Mirador del Troncoso y contemplar una hermosa vista del puente de piedra  sobre el Duero, iluminado ahora por la intensa luz del atardecer del otoño.

Una vez recuperada nuestra posición en esta calle que íbamos encontrando cada vez más animada de gente, nos encontramos con la iglesia de Santa María Magdalena, con una hermosa y sencilla portada con motivos vegetales. En su interior austero y sencillo,  destaca  el sepulcro que se asigna a un caballero templario y que parece pertenecer al final de románico. Se trata de una dama que yace junto a relieves de animales y seres mitológicos. La talla en cuanto a las telas y los marfiles representados es magnífica, siendo considerada una pieza de importancia capital.

Continuamos perdidos hasta la Plaza de Viriato donde está el Parador de turismo, para dirigirnos a la iglesia de Santa María la Nueva  rodeada de edificios más modernos dando la sensación de no pertenecer a este lugar como si quisiera resistirse al paso de los siglos, al transcurso de la historia. De su interior destacaba una hermosa Pila bautismal.

Desde aquí regresamos sobre nuestros pasos y continuamos hasta una gran plaza    llena de terrazas y de animación. Y ahora sí, decidimos regresar a nuestra casa para cenar y descansar.

Un poco más de media docena de autocaravanas nos acompañaron. Es curioso. Otoño, octubre y un lunes festivo pero ya el martes no era, y encontramos gente.  

La temperatura descendió bastante y pusimos la calefacción pero a los pocos minutos observamos como la luz verde del mando parpadeaba en una cadencia fija: 5 ó 6 cortos y 2 largos. Y lo peor, no funcionaba.

Buscamos instrucciones pero no encontramos así que recurrimos a nuestro amigo Jesús y según hablábamos con él  las hallamos. Jesús nos dijo que el número de destellos describía la avería que se debía  a un fallo en la alimentación. Angel dijo que no debíamos tener gasoil ya que estábamos en un 1/4  de depósito. Según nuestro amigo debería haber una pegatina en la puerta, junto al depósito de  gasoil informando de esto, pero no era nuestro caso.  Sea por lo que fuera,  ahora lo importante era disponernos a pasar una noche fresca. Hicimos acopio de mantas, dos pequeñas y una grande y hundidos en ellas nos fuimos a la cama. La temperatura bajo hasta los 11 grados pero no pasamos frío.

 (Puente de Requejo, Melenes, Rabanales y Villardeciervos)

En la mañana  del 13 de octubre el termómetro marcaba 9ºC . La que más frio tenia, la pobre Tula que tiritaba así que la arropé con un anorak y se hizo una rosco enterrándose en él.  Después de desayunar,  partimos hacia la presa de Villalcampo.

Y paramos en la primera gasolinera Repsol que había localizado en google map y nada más llenar el depósito encendí la calefacción comprobando que el parpadeo había cesado y que el funcionamiento parecía normal. Otra lección aprendida. Aunque no dejo de pensar que tener más de ¼ de depósito para que funcione la calefacción es mucho depósito. Luego algo nos han comentado de que posiblemente el “macarrón” sea corto y por eso tengamos que tener más gasóleo, pero es lo que tenemos. Tendremos que estar más pendientes.

Tras unos kilómetros dejamos la autovía para internarnos ya por carreteras locales en las que empezamos a encontrar  niebla. Circulamos por páramos salpicados de robles y encinas aquí y allá y en poco tiempo llegamos al Duero vislumbrando un meandro a nuestra izquierda y tras descender llegamos al poblado de la presa de Villalcampo.

Atravesamos la presa y ascendimos para continuar nuestro camino hasta el puente de Requejo. Seguimos circulando por hermosos pero inhóspitos y duros paisajes castellanos hasta llegar a este peculiar puente cargado de historia. No encontramos sitio donde aparcar para hacerle una foto pero como íbamos solos pude detenerme en medio de la carretera para que Angel lo fotografiara. Al cruzarlo vimos las fechas que figuraban gravadas en las farolas situadas al principio y final de este puente:  1914.

Este puente-viaducto es una obra de ingeniería española construida para salvar el río Duero.  En su época, fue un auténtico alarde tecnológico de ingeniería civil. El puente más alto de España con más luz, 120 metros y el primero que utilizó un arco de acero.  Antes de que existiera, la comunicación directa entre Sayago y Aliste se realizaba mediante barca movida por maromas que la acercaba o alejaba de las riberas del Duero. Fue inaugurado en septiembre de 1914  y en esta época fue el mayor de toda España.

Las dificultades que mostraba su montaje, hicieron que ninguna constructora se presentara a las primeras subastas de la obra. La primera empresa asturiana adjudicataria tuvo dificultades para su montaje lo que la obligó a ceder la obra a otra sociedad, que a su vez, tuvo que suspenderlos y abandonarlos por las dificultades técnicas derivadas del montaje. La obra volvió de nuevo a manos de su anterior contratista que  con mano de obra de la zona, consiguió finalmente terminarla, sin que durante el montaje del arco se produjera incidente o accidente alguno. Costó 599.000 pesetas, casi el doble del presupuesto.

Tras ascender un poco encontramos un sitio para aparcar, bueno, con dificultades ya que lo pude hacer por estar solos y entrando marcha atrás ya que solo era accesible para turismos.




Desde allí contemplamos un hermoso paisaje, del Duero al fondo y este magnífico puente atravesándolo. Cuando enviamos las fotos a nuestros hijos, la compañera del pequeño nos dijo que no era cualquier puente, que ella, profesora en la universidad, lo explicaba en clase. Nos contó que fue el símbolo de la revolución industrial en España. Al parecer trajeron las piezas en carros desde Asturias .

Continuamos ahora hacia Rabanales y en nuestro camino dimos con Pino de oro donde al parecer hay unas minas romanas de oro, pero busco en internet y veo que para llegar hay que caminar 6,5 km por una senda circular y hoy estamos perezosos así que continuamos nuestro camino hasta llegar a lo que parecía la calle principal  de Melenes.

Asomados a ella, nos quedamos parados ya que lo que teníamos frente a nosotros daba un poco de miedo principalmente por su aparente estrechez. Así  que Angel se bajó para comprobarlo  y regresó diciendo que cabíamos justos.  Así que nos lanzamos. A ambos lados de la estrecha carretera, casas de piedra, la mayoría establos, pobres, paupérrimas, diría yo, con el asfalto lleno de boñigas de vaca. Cómo sería la carretera que lo atravesaba que me equivoqué y continúe casi hasta meterme por un camino.

Despacito dejamos atrás este lugar cuya aparente pobreza era sobrecogedora, hasta llegar en poco tiempo a Rabanales de la que había leído que tenía rincones de interés. Inicialmente no apreciamos nada, pero pensamos que a lo mejor nos dejábamos algo así que aparcamos y paseamos por lo parecía ser su calle principal hasta llegar a la casa consistorial sin encontrar nada, pero nada que llamara nuestra atención así que pusimos rumbo directo a Villardeciervos, nuestro destino para esta noche ya que mañana nos habían citado a las 7,45 para ir a ver los lobos.

En Villardeciervos habíamos estado en el año   2004, con nuestros hijos. Ya había llovido en 16 años. Entonces hicimos noche dentro del pueblo y recuerdo que era bonito. Por la tarde eché un ojo al relato que escribí en su día en el que hablaba de Villardeciervos, Linares y Santa Cruz de Cuérragos  y a esta última localidad desconocía si podríamos llegar mañana ya que  entonces hablaba de una carretera muy estrecha.

En Villardeciervos  han construido un área para autocaravanas  (41.946870, -6.285035) que aun no  han inaugurado, pero que a mi juicio es poco atractiva (en enero del 2021 viene calificada únicamente como aparcamiento sin ningún servicio), así que una vez vista nos dirigimos al  embalse de Valparaiso. En park4night había varios comentarios de una par de sitios o más por la zona del embalse. Llegamos a un merendero, junto al embalse en un sitio muy agradable, con mucho espacio y soledad (41.960508, -6.298250).

Comimos y descansamos y mientras lo hacíamos llegó algo parecido a un camión de mudanza que permaneció toda la tarde. Llamamos a Miguel Angel, de la empresa Aherca cuyo teléfono me facilitaron junto a otros de otras empresas que se dedican a este tipo de turismo, en la oficina de turismo  de Villardeciervos, para confirmarle que estábamos ya aquí y que mañana estaríamos a la hora fijada en el lugar que nos indicara ya que tuvo la amabilidad de que no abonáramos ninguna señal. Y también me confirmó que seríamos nosotros dos solos,  preferencia que yo le había manifestado. La otra empresa con la que contacté, Avistadelobo, cuyo costo era 5 euros por persona inferior a esta, pedía un número mínimo de 3 personas siendo  el precio mínimo de la salida de 90  euros.  Con solo dos, tendríamos que abonar 45 euros cada uno.

Salimos a dar un paseo y comprobamos que el supuesto camión de mudanzas era  un viejo camión de venta ambulante que habíamos visto en Villardeciervos. Tomamos una senda muy fácil que discurría  bordeando el embalse y que llegaba hasta  creo,  que la localidad de Cional. Pero nuestra intención era únicamente estirar las piernas entre robles y brezo hasta que nos cansamos y decidimos dar la vuelta.

En nuestro camino vimos muchos excrementos que podrían ser de oveja o de ciervo. Yo pensé que eran de ciervo puesto que aparecían aislados y las ovejas van en grupo y lo van sembrando todo. Pero confieso mi ignorancia.

Al poco tiempo de regresar   vemos que el camión de mudanza se va y en su lugar, a unos 50 metros,  unos jóvenes estaban montando una tienda de campaña. A mi siempre me sobrecoge algo lo de pasar la noche solos  en estos sitios tan solitarios, pero tengo que reconocer que son lugares especiales por la paz de la que se disfruta. Ahora, cuando termino de escribir estas líneas  nos ha rodeado la oscuridad.

Cuando veníamos de nuestro paseo recordaba lo que una persona,  (a la que después de un tiempo desconocí)  me dijo sobre lo que le sorprendió de mí y era lo que yo disfrutaba de la vida. Yo no había sido consciente, pero era verdad, tanto Angel como yo tenemos la gran suerte de disfrutar con cosas pequeñas y sencillas como un paseo solitario junto a un embalse en una tarde de otoño y en completa soledad. No necesitamos nada más, ni a nadie. Solo el uno al otro. Y espontáneamente le dije a Angel que podría derrumbarse el mundo que mientras estuviera con él no me importaría, que él era todo mi mundo y que no sabría qué hacer si faltara. Después de casi 40 años de matrimonio y 43 de conocernos en los que poco nos hemos separado, creo que el sentir esto y poder decirlo es algo maravilloso y único.

Cenaremos y sacaremos a la peluda que ahora dormita a hacer pis y aprovechamos para contemplar el cielo de la noche que parece ser muy muy oscura.

La noche…negra, negra  pero muy negra, pero como no podía ser de otra forma con un cielo de escándalo. Marte, Júpiter y Venus se veían hoy con claridad pero también la Via Láctea. Toda una belleza.

(Avistamiento de lobos, Villardeciervos y Puebla de Sanabria)

A las 6,55 del  día 14 de octubre, miércoles, sonaron los despertadores. Estaba profundamente dormida así que sin poder desperezarme, saltamos de la cama, y tuvimos el tiempo justo de desayunar para salir a las 7,30 a nuestro punto de encuentro. En el horizonte lejano se atisbaba un poco de claridad, pero la noche seguía reinando.

Llegamos 5 minutos antes de la hora acordada y nuestro guía, Miguel Angel , llegó con 5 minutos de retraso. Después de las presentaciones subimos a su land rover y nos dirigimos por carretera un poco más allá de Boya. Allí (41.915682; -6.370267)  tomamos una pista forestal que seguimos durante pocos kilómetros hasta dejar el vehículo en un apartado del camino. Miguel Angel sacó un telescopio para cada uno, los instaló, nos dio unas breves instrucciones y nos dijo más o menos la zona por donde se habían avistado últimamente una manada de lobos.



La noche aun dominaba sobre el día pero poco a poco la claridad se fue adueñando de un paisaje algo arbolado, donde abundaba el brezo y matorral bajo  con algunos calveros en el horizonte donde sería más fácil avistar ciervos o lobos. Situados en la falda de la ladera de una montaña dominábamos un amplio horizonte que  abarcaba 180  grados caracterizado por suaves elevaciones.

A cierta distancia vimos cómo se situaban otros pequeños grupos de observadores como nosotros.

Amaneció y la claridad iluminó todo y comenzamos a ver manadas de ciervos, grupos de varios miembros, principalmente hembras con algún macho, pero también pudimos ser testigos de un par de enfrentamientos entre dos machos. Disfruté de ellos sobre todo por Angel que siempre me había confesado que era su deseo. Ya habíamos visto la berrea pero no estas luchas.  Lo había conseguido. Y en el fondo, esta escapada había tenido ese objetivo inicialmente aunque  luego se había transformado por el avistamiento de lobos.

El frío era intenso, tanto, que a mediados de octubre eché de menos guantes y gorro de lana. Solo disponía de un pañuelo grande así que protegí con él mis orejas y la garganta, y las manos las escondí en las mangas del anorak que no sobró en ningún momento. Los pies…helados y sólo recuperaron su temperatura después de comer. Curioso, porque ese anorak que me protegió del frio de esta mañana zamorana había sido de mi madre. Aun la recuerdo con él. Más pequeñita que yo y con este ancho anorak parecía una pelotilla con patitas. Aunque ya no están, siguen cuidando de nosotros.

Y allí permanecimos un poco más de dos horas. Los ciervos comenzaron a esconderse aunque de vez en cuando vislumbrábamos ejemplares solitarios, pero en un momento determinado desaparecieron todos. Y, ni zorros, ni lobos, ni jabalís, ni ningún ungulado más. Lo más decepcionante, ningún lobo. Más o menos era lo que pensábamos, pero siempre teníamos la leve esperanza de tener suerte y poder avistarlos. No parece que tengamos  mucha cuando vamos a ver animales. Pero al menos lo habíamos intentado.

Así que resignados con nuestra suerte, maduró en mi cabeza la idea de acercarnos al Centro del Lobo Ibérico. Miguel Angel nos dijo que desde Puebla de Sanabria la carretera era buena, así que después de pagarle los 35 euros por persona, nos despedimos y ya en la autocaravana hicimos la reserva online, ya que debido al covid  no se podía hacer de otra manera. Y algo nos costó, pero al final lo conseguimos. Concertamos la entrada para mañana  a las 10,30.


Ahora paseamos un poco por las calles de Villardeciervos, con hermosas casonas de piedra de granito balconadas de madera para poner rumbo a Linarejos y Santa María de Cuérragos, a donde estuvimos 16 años atrás.






Inicialmente la carretera era buena discurriendo por hermosos bosques de robles y castaños  y entre suaves lomas. Paisaje no muy agreste, verde, arbolado, lleno de vegetación.


Hasta que llegamos a donde la estupenda y envidiable memoria de Angel no falló: un puente que pasaba por debajo la vía del tren y que también figura en el relato que en aquella época hice. Sacó un metro y midió. De ancho no teníamos problemas pero la altura era de 3,05 metros, justo la que teníamos en nuestra autocaravana. Aun así, y ya que habíamos llegado hasta aquí, lo intentamos. Angel ascendió un poco por una ladera para vigilar  y yo despacito introduje el morro, pero al llegar a la mitad, me dijo que seguramente rozaríamos el enfriador, así que ….marcha atrás y de regreso a Villardeciervos para poner rumbo a Puebla de Sanabria. Es el precio que tenemos que pagar por disfrutar de un vehículo más confortable que cuando estuvimos por aquí la primera vez, que fue con la California.

Y aquí estamos ahora, a las 20 horas, en un aparcamiento junto al rio y frente al castillo y al casco viejo de la ciudad (42.052609; -6.630971). Hemos llegado a la hora de comer, y después de descansar, hemos ido caminando a su casco.

Y pese a que ya habíamos estado aquí hace 16 años, ahora me ha gustado más, quizás porque entonces solo recuerdo haber subido un poco la calle principal. La juventud tiene prisa, pero ahora, arriba descubrimos una plaza llena de bonitas casas de piedra con balcones de madera, una o dos iglesias y el castillo en su parte trasera.

Después descendimos por una calle lateral descubriendo que era un más hermosa que la principal por la que habíamos subido. Elegante, sobria, la piedra  y la madera eran las reinas indiscutibles.    

Compramos, como aquel entonces, unas piedras (dulces de chocolate con frutos secos), cuatro, porque las que compráramos nos las comeríamos, y ya nos sobran kilos, y regresamos a la autocaravana donde disfrutamos de una relajante ducha para finalizar un día, algo frustrante. Mañana….sería otro.

Y por la noche la calefacción comenzó de pronto a hacer un ruido tremendo, como si el ventilador rozara con algo, y el ruido era parecido al de una moto, hasta tal punto que salí de la autocaravana para confirmarlo.   Y no, no era ninguna moto. Éramos nosotros. Tuvimos miedo de dejarla encendida así que decidimos apagarla. Y la temperatura comenzó a bajar aunque antes de irnos a la cama no lo notamos. Tuve que repetir la operación de la noche de Zamora rescatando una vez más todas las mantas para taparnos con ellas. Y si bien no tuvimos frío al principio de la noche,  a las 6,30 la cosa cambió. El termómetro marcaba 5 grados y fuera se notaba el frío. La pobre Tula apareció en mi almohada pidiendo auxilio. Nunca jamás lo había hecho. Ella se sube a los pies y allí se enrosca por lo que supuse que el frio  la había empujado hasta allí, así que pusimos un anorak sobre las sábanas y terminamos los 3 en la cama tapados hasta la nariz hasta las 8,30 en que nos levantamos. Y sobrevivimos a lo que ahora denominan “pobreza energética”. Y yo, que me he criado en Madrid, en un bajo sin calefacción, una casa fría en invierno, descubro como bien dice mi hermana, que hemos padecido esa “pobreza energética” de la que ahora hablan tanto. Curioso.

La mañana del jueves 15 de octubre nos sorprendió una débil capa de hielo sobre la claraboya delantera y el césped estaba cubierto de un manto blanco. Frío. Nos vestimos rápido y yo envuelta en una manta tomé mi desayuno. Antes de salir busqué el teléfono de algún servicio técnico de webasto para contar lo que nos pasaba a ver que nos decía. Llamé a uno de Sevilla y nos dijo que intentáramos desconectar los fusibles y conectarlos después a ver si se arreglaba, pero que eso tenían que meterlo en una máquina para ver que error les daba (hoy todo hay que meterlo en una máquina de diagnosis). No lo hicimos quizás porque le vimos un pelín despistado y aún podíamos esperar a ver si Roulot nos daba alguna solución más plausible.

Y partimos a las 9,30 hacia el Centro del Lobo Ibérico a unos 8 km de Puebla de Sanabria.  Por una estupenda carretera llegamos a las 10,05 y ya había algún que otro turismo, pocos.  Luego se sumó una autocaravana de unos catalanes y una camper hasta reunirnos  un total de ocho personas en cuatro  vehículos distintos que pasaban por toda la gama: turismo, camper y autocaravana.

Dejamos la nuestra casa abierta y de cara al sol para que se calentara  ya que tuvimos que dejar a nuestra amiga peluda dentro y recorrimos los 400 metros que separaban el aparcamiento de la entrada al centro.

A la hora en punto nos recibieron comprobando nuestros nombres, y pasamos al interior donde nos  dieron una breve charla introductoria y nos mostraron un video de una loba que hacía cinco  meses que había parido tres lobeznos. Nos aportaron datos  generales sobre su población,  y nos explicaron muchas cosas sobre los lobos, desmitificando a este animal tan castigado. No sé cuánto tiempo duro esta introducción pero  me resultó muy interesante.

Y salimos ya al exterior en busca del lobo con otro monitor, el veterinario, Javier, otro entusiasta de su trabajo, porque tengo que añadir que si algo caracterizaba al personal que nos guió durante toda la visita es el  entusiasmo por su trabajo. Javier también nos contó cosas sobre los lobos y a través de un camino por un pinar nos acercamos a un hite. Allí entró en escena Carlos Sanz, toda una celebridad, quien tuvo la suerte de trabajar con el mítico Felix Rodríguez de la Fuente, confesándose su heredero   y actual responsable del mantenimiento y manejo de los lobos .

Desde unas pasarelas observamos como  los lobos acudían a su llamada y desde varios puntos iban apareciendo entre los pinos hasta reunirse  unos seis.

No puedo describir con palabras lo que sentí cuando vi por primera vez a este animal aunque fuera en semilibertad.  Y es que son hermosos, fuertes, nobles. En realidad, como confesé, yo no sabría distinguir entre un perraco adulto y un lobo –confesión que escandalizó a Javier- pero estos animales están rodeados de una leyenda y mitos que para mí los eleva a casi sagrados y admiro su fortaleza, su belleza, su gallardía.

No solo tienen belleza física sino elegancia, orgullo.  También creo que los amantes de los animales y sobre todo los que tenemos perro, tenemos un vínculo especial con estos animales que nos resultan tan familiares. En mi caso, además, hay una breve historia de familia que me liga a ellos. De niña me contaron que a mi abuelo, regresando a su casa en un pueblo pequeño de Avila, lo siguió un lobo hasta que los perros con sus ladridos lo asustaron.

Casi todos sabemos que los  lobos son animales muy sociables. Viven, viajan y cazan en grupos muy organizados, normalmente de 6 a 12 animales. Cada grupo tiene una pareja dominante, cuyo macho (alfa) domina al resto de machos y la hembra a las demás hembras. La pareja dominante suelen ser los únicos del grupo que tienen cachorros.

En cuanto a su comportamiento de caza, el hecho  que a nosotros nos parece salvaje, de que cuanto atacan a un rebaño matan a todas las ovejas que puedan se debe a un comportamiento instintivo de conservación, ya que ese ganado muerto es escondido y puede servir de alimento a la manada en épocas de escasez. Por tanto, no se debe a un “instinto asesino” como muchas leyendas les atribuyen si no a simple supervivencia.

Allí estuvimos disfrutando de Carlos y sus lobos, de cómo les daba de comer con la mano, mano con un buen guante, y a él acudieron todos admitiendo sus caricias y carantoñas. Pero también leímos que fue atacado por uno de ellos tiempo atrás sufriendo graves lesiones aunque se recuperó fácilmente de ellas. En su momento, él explicó el ataque de este lobo como protección hacia una loba preñada (https://www.educa2.madrid.org/web/argos/inicio/-/visor/nuestro-amigo-carlos-sanz-aclara-su-incidente-con-el-lobo-atila-) . Y allí estuvimos disfrutándolos y admirándolos.  

De allí nos acercamos a otro sitio donde estaban los tres lobeznos de cinco meses de un tamaño ya muy similar al de un adulto  con  sus padres. Acudieron a la llamada de Carlos que les dio la comida en la mano. ¡Qué maravilla!. Aquello era mágico. Me parecía regresar a mi infancia, a la magia que creaba cada capítulo del programa de “El hombre y la tierra” del entrañable  Felix  Rodríguez de laFuente, que conseguía reunir a toda la familia en torno al televisor,  para verle  a él rodeado de sus lobos,   tratando de desmitificar la leyenda negra del lobo,  al igual que Carlos que mantenía con ellos la misma posición que recordaba en los capítulos de Felix Rodriguez de la Fuente.

Fueron unos  momentos especiales que despertaron   emociones intensas difíciles de calificar ya que se mezclaron recuerdos de la infancia junto con emociones y sentimientos del pasado, de mi infancia, con los del presente  creando una sensación casi de irrealidad.

La llamada de Javier me trajo de regreso. Ascendimos a otra parte, al parecer más oculta donde hay otra pareja de lobos más esquivos. De nuevo en el Hite, aparece Carlos y los lobos le esperaban a la puerta. Magníficos, hermosos, ajenos a todas las emociones que podrían estar despertando en todos nosotros. Ellos eran los protagonistas indiscutibles de estos momentos únicos.

Y si en la página web dice que la visita dura dos horas, nosotros estuvimos más de tres. Y las 13,30 llegaron apenas sin darnos cuenta, pero nadie se aburrió, nadie quiso irse antes ni manifestó ningún síntoma de inquietud, todos fuimos contagiados por el entusiasmo de Carlos y Javier quienes nos relataron muchas anécdotas  siendo ambos  un pozo de sabiduría, además de tener su punto de gracia. Y Carlos, más mayor, un honor haber disfrutado de su felicidad, de su comunión con este animal tan especial porque yo creo que ambos, son uno.

En fin, una delicia, una visita completamente aconsejable aunque según ellos antes de la época covid llegaban a tener 400 personas en grupos de 25. Yo así no disfruto. Ya he comentado lo especial o rara que me voy haciendo. Sin embargo fue todo un lujo disfrutar de esto en un grupo tan reducido en el que además, y como anécdota, uno de los miembros era fotógrafo de la naturaleza  quien nos contó que había fotografiado al lobo salvaje en Polonia pero después de tener que dormir casi al raso durante días hasta conseguirlo.

Y aprendí más en este rato, que ayer con Miguel Angel en exclusiva durante las dos horas de espera intentando ver al lobo.   Y es que poco nos contó sobre estos hermosos animales  pese a que mi insaciable curiosidad lo sometió a un interrogatorio,  aunque también supongo que depende de lo comunicativa y sociable que sea la persona  y Javier y Carlos lo eran mucho. Además de buenos comunicadores. Pero, sinceramente, la entrega y el entusiasmo que emanaban Javier y Carlos, ni siquiera definía a Miguel Angel que fue más distante.


Y ya a quince minutos de las 14 horas salimos hacia el aparcamiento y mientras caminábamos intenté contactar con roulot para contarles lo que pasaba con la calefacción. A pesar la poca cobertura que teníamos conseguimos contarles lo que pasaba. Y como siempre, nos trataron con mucho cariño. Jose Luis nos dijo que la encendiéramos  y si bien al arrancar no hizo ruido alguno, poco duro la alegría reapareciendo después,  para, milagrosamente  desaparecer.  Así que nos aconsejó que aunque le ruido no volviera a aparecer,  la lleváramos a la casa para que lo miraran sugiriendo que posiblemente fuera del ventilador.
Bajamos a Puebla de Sanabria a comer y con muy poco descanso subimos a San Martín de Castañeda, al Monasterio Cisterciense que encontramos cerrado aunque en nuestro camino pudimos disfrutar de espléndidos paisajes del lago. 
A las afueras de San Martín vimos una gran explanada herbosa, plana, sin arbolado que recibía autocaravanas, habría una decena, pero pasamos de largo poniendo rumbo a Ribadelago en donde en enero de 1959 fallecieron 144 de los 532 habitantes al ser arrasado e inundado su casco urbano por la riada que se originó tras la rotura de la presa de Vega de Tera.

La carretera discurrió paralela al lago por lo que igualmente disfrutamos de unas magníficas vistas de éste desde varios ángulos.  

Al final de la carretera, en un monumento conmemorativo de la tragedia que ocurrió en 1959, encontramos una fuente donde rellenamos las botellas de agua poniendo rumbo a dos posibles sitios de pernocta: o la ermita de Alcobilla donde habíamos visto a través de google earth unos inmensos castaños y un buen lugar para dormir, o a una zona de picnic cercana a Trefacio.

Antes de tomar la carretera que nos llevaba a esta ermita, decidimos a asomarnos a esta zona que estaba tan solo a 400 m, en Trefacio y descubrimos un lugar estupendo (42.102093, -6.643676). Un chiringuito que estaba abierto y ofrecía su hospitalidad a los autocaravanistas  situado junto a un rio en una zona de baño y en una explanada arbolada y con césped. Tan solo una autocaravana más en la que no vimos movimiento alguno por lo que después pensamos que sería de los dueños del chiringuito y la tenían aparcada allí.  Y un regalo: encontramos agua y vaciado de negras y grises. Perfecto. Decidimos que aquí nos quedábamos y aquí estamos ahora.

Antes me acerque a saludar a la persona que atendía el bar. Me dijo que el punto de agua  era del ayuntamiento y que este verano habían llegado a reunirse hasta 100 autocaravanas. Para mi pensé que qué horror, yo veo eso y huyo, pero desde luego el lugar es muy hermoso.

Aquí ahora reina la paz y de la noche solo espero que la calefacción…. funcione. Y tengo que decir que cuando llegó el momento, lo hizo. Un poco de ruido que en segundos desaparece  y ahora ya silencio. Hemos hablado con el servicio técnico de Madrid y nos han dicho más de lo mismo. Tienen que meterla en la máquina para ver el error. Piensa  que se haya podido introducir alguna hoja o algo que haya impedido la marcha normal del ventilador, pero que tienen que verlo. Que si surgiera algún problema grave,  el sistema se protegería apagándose, así que seguiremos con ella encendida y que la suerte nos acompañe. Y nos acompañó.  (el servicio técnico hizo una revisión y comprobaciones y no encontró avería alguna sugiriendo que podría ser algún vegetal que se introdujera en el ventilador de la calefacción)

Mañana queremos visitar la iglesia visigótica de San Pedro de la Nave en el Campillo y luego depende de como estemos, dirigirnos a las lagunas de villafafila ya que este fotógrafo de la naturaleza con el que coincidimos en el centro del lobo ibérico nos dijo que habían visto bastantes avutardas.  

Y en la mañana del 16 de octubre también amanecimos con una suave capa de escarcha. Nos acercamos a descargar agua y así ir más limpitos a casa, pero la manguera del agua limpia se había congelado así que sin poder realizar la operación pusimos rumbo a El Campillo.

Mi hermana, que durante una época de su vida profesional dio con sus huesos por estos lares,  nos había dicho que era de lo más bonito que podíamos ver por estas tierras, así que animados por este comentario pusimos rumbo a este lugar .Tras circular atravesando las llanuras castellanas, llegamos a esta pequeña localidad que a sus afueras guarda este tesoro visigótico, San Pedro de la Nave.

Dejamos la autocaravana aparcada en un lugar adecuado para ello y nos dispusimos a visitarla. Hay un pequeño centro de visitantes donde una persona nos vende las entradas.  Y la comenté las dificultades que habíamos tenido, ya que yendo de Zamora hacia Villardeciervos quisimos visitarla, pero fue completamente imposible ya que tiene un horario de apertura riguroso. Y nos comentó que antes un vecino guardaba la llave y cuando alguien quería visitarle se la abría. Ahora el cura les había limitado días y horas y ordenaba como si fuera de su propiedad. Nosotros pudimos regresar, pero otros supongo que no lo harán.


El templo se remonta a finales del siglo VII, es decir, en los años previos a la conquista musulmana, por lo que se trata  de una de las últimas obras del arte visigodo. Originariamente tuvo su emplazamiento a orillas del río Esla, pero, al construirse el embalse de Ricobayo, hubiera quedado sumergido en sus aguas, por lo que se decidió su traslado piedra a piedra a la actual ubicación. Esta operación se llevó a cabo entre los años 1930 y 1932.

Construida en piedra arenisca fina y rojiza, el exterior es sencillo y nada induce a pensar lo que encontramos en su interior.

Accedemos y topamos con un conjunto hermoso, sencillo,  de una gran armonía y bien proporcionada   y en un estado de conservación estupendo.  Tiene una  decoración escultórica excepcional para la época  por el magnífico estado en que se encuentra,  y nuestra atención se fija principalmente en dos capiteles historiados,  uno representa el sacrificio de Isaac y en otro Daniel en el foso de los leones aunque también destacan los símbolos antropomorfos de los evangelistas en las bases de las columnas.

Al parecer es el monumento más interesante que nos ha llegado del periodo visigodo y uno de los mejores del arte español altomedieval.

El arco de herradura, abundante en todo el edificio, es uno de los elementos esenciales de este templo y sorprende la división del espacio disponible, de manera que impide una visión unitaria y tamiza la luz hacia el crucero, lo que produce un ambiente misterioso.


Resumiendo: merece la pena desviarse a este lugar que parece estar en medio de la nada pero que guarda un tesoro de gran valor y belleza. Es quizás de las más hermosas que hemos disfrutado.

Después, salimos al exterior y la circunvalamos, para volver a entrar de nuevo. Y es que ejercía una atracción especial y no pude resistirme al disfrute de  esa sencillez  y armonía que casi era embriagadora y me dejé llevar permaneciendo en el centro de la nave en silencio y mirando a todos los lados, despacio, observando como la luz se tamizaba, iluminaba, se distribuía…jugaba con las sombras y los espacios…Bellísima.


Ahora nos dirigimos a las lagunas de Villafáfila para comer allí. Pero cuando llegamos…estaban secas, completamente secas. Nos acercamos a algún mirador que otro circulando por caminos de tierra abiertos en una inmensa llanura, pero el polvo era lo único que reinaba. Y sentí tristeza. Pero en un punto de nuestro recorrido pudimos ver un grupo de avutardas. Paramos y con mucho cuidado, lentamente intentamos acercarnos, pero ellas, también lentamente se iban alejando hasta desaparecer detrás de una loma. Bueno, por lo menos había disfrutado algo de estas aves tan emblemáticas y que  formaron parte de las imágenes que guardaba mi madre de su infancia cuando me decía que paseaban entre las vacas cuando ella las cuidaba.

Buscamos un lugar donde poder comer tranquilamente para iniciar ya nuestro regreso a casa.






Mª Angeles del Valle Blazquez

En Boadilla del Monte, Enero de 2021, a una semana de haber caído una gran nevada que ha cubierto con su manto blanco toda la zona centro de la península y también Madrid, que aún continua sufriendo las consecuencias de una caída persistente de nieve que duro más de 24 horas sin parar. Y a menos de un mes de estrenar mi deseada jubilación.

Pero pese a todos los problemas que nos ha dado (nos ha dejado incomunicados, con mas de 40 cm de nieve, ha cubierto coches que hemos tenido que desenterrar, nos hemos tenido que abrir paso a golpe de pala y azada, y seguramente a otras personas mucho más que problemas), el paisaje que ha dejado ha sido de una belleza espectacular. 

A su paso, Filomena, que así han llamado a este temporal, ha generado unas estampas duras y frías, y seguramente  tragedias,  pero también  ha unas imágenes  espectacularmente hermosas que posiblemente y por nuestra edad, no volvamos a disfrutar.

Y una vez más, frente a la mezquindad de nuestra clase política, ha surgido la solidaridad de la población.